Minos, rey de
Creta, había exigido de Atenas un tributo que debía ser pagado cada nueve años y
que consistía en entregar siete chicos y siete chicas atenienses para
sacrificarlos al Minotauro de Creta.
Teseo se ofreció
voluntariamente a ser incluido entre el tributo humano que se entregaba a Minos,
con el propósito de matar al Minotauro y liberar a sus compatriotas. Este monstruo,
mitad toro y mitad hombre, había nacido de la unión de Pasífae, la esposa de
Minos, y un toro blanco enviado por Poseidón y había sido encerrado en un
laberinto diseñado y construido por el arquitecto Dédalo (“daidalos” en griego significa “hábil”, “perito”).
La hija de
Minos, Ariadna, ayudó a Teseo dándole un hilo que le permitiese salir del
laberinto cuando lograse matar al Minotauro. El héroe logra su propósito y
Ariadna, enamorada de él, decide acompañarlo en su viaje de regreso, pero su
viaje termina en la isla de Naxos donde será abandonada y recogida por el dios
Dionisos (Baco).
Dédalo, encerrado
en el laberinto del Minoaturo junto a su hijo Ícaro por haber ayudado a Pasífae
a unirse al toro de Poseidón, ideó para escapar de la isla unas alas de cera
que le permitieran alejarse del castigo al que lo había sometido Minos. Antes
de emprender el vuelo advirtió a su hijo que no volase demasiado alto porque el
calor del sol derretiría la cera ni demasiado bajo porque la espuma del mar
dañaría las alas de cera. Padre e hijo echaron a volar y, después de lograr
escapar de Creta, Ícaro comenzó a ascender temerariamente y sus alas, tal como
había predicho su padre, se despegaron y cayó al mar. Su padre lamentó su
muerte y llamó a la tierra cercana al lugar del mar en el que había caído su
hijo Icaria en su memoria.
Presencia en la lengua actual del mito: el sustantivo “Dédalo”
se usa como sinónimo de “laberinto”; “lugar de difícil salida”, “cosa confusa e
intrincada”. También se usa en poesía para designar una “composición con versos
que pueden ser leídos en cualquier dirección, sin perder su sentido ni su
cadencia”. Puede también referirse a “el conjunto formado por las partes
sensoriales del oído interno” “el laberinto (del oído) interno”. Finalmente, puede
tener el significado de trabajador hábil, astuto y con capacidad de invención “ser un Dédalo”.
Icarus et Daedalus Charles Paul Landon (1760 – 1826) |
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